Durante siglos la compra venta de productos de mercado estuvo dispersa por toda la ciudad, siendo el punto donde más concentración de actividad se registraba la actual plaza de Cervantes, durante siglos conocida como plaza del Campo o plaza del Pan entre otros nombres.
Transcurren los siglos y llega la revolución industrial, un proceso que gestó una nueva sociedad con otras demandas y necesidades. El mundo había cambiado y la ciudad necesitaba un espacio moderno acorde a los tiempos que corrían para acoger estas actividades comerciales.
Las autoridades logran hacerse los terrenos de los condes de Altamira, un pazo con huertas entre la Iglesia de San Agustín y San Fiz de Solovio y allí crean un primer mercado que es finalizado en 1873. Con ello se buscaba impulsar la ciudad dentro de las corrientes de modernidad europeas pero al concentrar la actividad económica también se lograba ejercer un mayor control fiscal.
Esa estructura del siglo XIX empezó a deteriorarse, no gustaba y no respondía a ciertas necesidades. Se dan entonces unos factores por los que se decide destruirla para construir un nuevo mercado. Ese proceso finaliza en 1942 cuando se finaliza un espectacular complejo diseñado por el arquitecto Joaquín Vaquero Palacios.
Entrar en el Mercado de Abastos es entrar en el templo de la gastronomía compostelana y el arquitecto así lo reflejó con esos pabellones con bóvedas de cañón como los que presenta nuestra catedral y que son característicos del románico. Un total de ocho naves de aspecto románico levantados con el material más característico de Galicia, el granito. En definitiva, un espacio especial donde el visitante y el vecino encuentra una bonita conexión entre el campo, el mar y la ciudad.
Nuestros consejos para visitar la plaza de abastos son varios. En primer lugar, se recomienda hacerlo antes de las 13:00. Es un mercado de los de toda la vida y cierra a mediodía.
Los días más concurridos de la semana suelen ser los martes, jueves y sábados. Estos son días especiales debido a que son los días en los que las «paisanas», suelen acercarse para vender en el mercado y sus alrededores. Le dan una atmósfera especial a la zona y su producto habitualmente es de gran calidad.
Los peores días para visitarlo suelen ser los festivos y domingos porque, como buen mercado, permanece cerrado. Tan solo encontrareis abierta la nave número 5 o algunos negocios del exterior más volcados al turismo que a la actividad mercantil propia de una plaza de abastos. El lunes el mercado está abierto pero es un día flojo porque no hay pescado ni marisco.
Por esto y mil curiosidades más que contamos durante nuestro tour de la ciudad vieja aconsejaremos siempre visitar el Mercado de Abastos.